Comentario recibido de Alejandro Macci Fernandez
JS Bach |
Andras Schiff |
"Estábamos
hablando sobre András Schiff, este gran músico húngaro es un intérprete
consagrado de Bach, aunque sea en piano. Su carrera se conoce entre
otras cosas por ser un intérprete de la obra para teclado de Bach. Sin
embargo, has tocado un tema muy importante y te agradezco haberlo hecho.
Precisamente,
porque Schiff es un músico serio, esperaba que acá a Chile nos trajera
una de las cosas que mejor hace. Su interpretación de las Partitas de
Bach es soberbia. Respecto a la seriedad de los que se atienen sólo a
los instrumentos de época, soy de los que piensan que la música de Bach
es universal y puede ser interpretada en cualquier instrumento, ya que
suena maravillosamente incluso en una harmónica. Bach es estructura,
profundidad, contrapunto y por ende, se puede interpretar en cualquier
instrumento y no pierde su belleza. Claramente hay matices en todo esto,
pero el piano se adapta muy bien a la música de este maestro.
Difícilmente
otros compositores pueden gozar de esa característica. Bach es música
total, no sujeta a nada, por supuesto que los historicistas del ala
extrema, me van a matar, sin embargo, en este tema, soy un historicista
reformado. Prefiero la música interpretada en instrumentos de la época
lógicamente, bajo técnicas y filosofía historicistas, sin embargo,
también soy consciente de que "un gran bluff" pensar que podemos recrear
una época de manera estricta. Jamás podremos revivir al viejo Bach para
que nos toque sus fugas para órgano y poder escuchar la rapidez que
tenían, cuál era la técnica que usaba y cómo las interpretaba. Los que
piensan que lograron encontrar la manera “correcta” de su ejecución,
jamás podrán demostrarlo, ese es la piedra de tope de los historicistas
ortodoxos.
La
otra vez leía que casi todo lo que escuchamos de música medieval, en
instrumentos “de la época”, son recreaciones, invenciones de musicólogos
y especialistas en historia de los instrumentos, cuyo esfuerzo es muy
loable, pero que es solamente eso, sólo un esfuerzo descomunal por traer
a la actualidad un arte, que lamentablemente por su condición
fundamental de ser auditivo, aleja indefectiblemente su conocimiento
para la posteridad. La otra vez me imaginaba que en el futuro la gente
que vendrá en doscientos o mil años más, tendrá la suerte de podernos
escuchar, tal cuál sonamos ahora. Qué lindo habría sido, poder tener
registros tocados por el mismo Bach, ver sus fotografías y sus videos
que lo mostraran tal como fue, un hombre de carne y hueso. En mil años
más la gente podrá tener registros de Gould, Stockhausen, Cage y otros.
El
Viejo Peluca, era un hombre eminentemente práctico (lo dijo su hijo
Carl Philipp Emanuel, en el "Obituario", meses después de su muerte). De
hecho, inventaba nuevos instrumentos, conoció los nuevos piano-fortes y
el modelo del piano moderno Silvermann y le agradaron. Bach debe haber
tocado de múltiples maneras una misma obra, de acuerdo a como estuviera
el ambiente en el café Zimmermann, de acuerdo a los encargos,
disponibilidad de instrumentos, etc.
Como
miembro de la pequeña burguesía más pobre de Leipzig, escribiendo
música para poder vivir, de acuerdo a su oficio de compositor de música
para la iglesia (Bach estaba obligado a componer una cantata
semanalmente para los feligreses pequeño burgueses que asistían a la
Thomaskirche semanalmente), Bach tenía que trabajar durísimo para poder
mantener una familia con 20 hijos a cuestas, una esposa y criada.
Huérfano de padre y madre a los 10 años, se acostumbró a ser un hombre
práctico y de esfuerzo. Hay abundantes datos sobre su condición desde
pequeño, la vida junto a su hermano, la fuerza increíble de voluntad que
siempre mostró desde su más tierna infancia, el larguísimo viaje a pie
para ver a Buxtehude, tantas son sus anécdotas que nos muestran a ese
gran hombre. Cuando Carl Philipp Emanuel habla sobre las características
de su padre, concuerdan totalmente con lo que fue la vida de este
hombre eminente.
Siempre
he imaginado a Bach como un hombre de trabajo y esfuerzo, muy lejos de
la visión de un burgués acomodado, citadino, caprichoso o fatuo. Es
notable que a pesar de las dificultades que tuvo para desarrollar su
labor, con un comisión eclesiástica mezquina, muy lejana a la visión de
curitas bonachones y avocados a una “misión celestial” de ayudar al
“ángel enviado por nuestro Dios” para mostrarnos algo de ese cielo tan
inasible. La verdad histórica es que el Ayuntamiento de Leipzig siempre
mostró un despreció a la labor de este gran hombre, nunca dudó de su
genio, pero al igual que ahora, lo “aprovecharon” al máximo, no
concediéndole condiciones solicitadas por él en innumerables ocasiones,
como sueldo acordes al puesto de Kantor y líder de la vida musical de la
ciudad, además, siempre actuaron de manera mezquina respecto a los
pedidos de músicos para poder ensayar y presentar las obras que iban
saliendo de su pluma. La iglesia luterana de Leipzig, actúo con la
cerrazón mental típica de la burguesía eclesiástica de aquellos tiempos.
Sin embargo, no hay que perder la perspectiva, ese tipo de burguesía
era muy distinta a la nuestra, es increíble que a pesar de todo, de esos
pueblos pequeños de la Alemania del siglo XVI, XVII y XVIII surgiera
todo un movimiento cultural de tal nivel, que pocos pueblos lo han
alcanzado en la historia.
La
música de esos tiempos se hacía como un servicio más, no era creada con
la finalidad de un arte puro. Los músicos a sí mismos, se veían como
meros "artesanos" o creadores que no eran distintos de un panadero, un
albañil o un constructor. De hecho, el mismo Bach lo dijo, que él no se
consideraba ni superior ni menos que un albañil o un panadero. Eso
siempre me ha gustado de Bach, esa humildad que siempre demostró, no fue
ni se creyó figura, sólo trabajaba duramente. La modernidad, con su
visión afiebrada del pasado, ha tratado de mistificar y dar intenciones
equivocadas a los hombres y cosas del pasado. No se dan cuenta que
muchos de los grandes genios del pasado, eran hombres comunes y
corrientes que trabajaban duro, para dominar un arte difícil, para poder
lograr la perfección. La modernidad con su visión afiebrada,
mistificadora, fruto de la época romanticista, piensa que para ser
artista, hay que tener prácticamente un sentido de fin último de las
obras que se producen, como si fueran un ser raro en la tierra, ser loco
y excéntrico fue y es moda para los intelectualoides con ínfulas de
“Estrellas de Rock” y de grandes artistas. Creen que para lograr lo
máximo en el arte, es necesario drogarse con lo que encuentren, vivir
una vida de vago, son facilistas y se las dan de locos. No se dan
cuenta, en su afiebrada concepción de lo que es el arte, que las obras
que admiramos ahora, fueron fruto de épocas cuyos fines, pensamiento y
visión del mundo, eran muy distintas a la nuestra. En Europa se observa,
que si tenemos los bellos crucifijos pintados por un Giotto o un Lippi,
son fruto del arte excelente de artesanos cuyo oficio llevaron al
máximo de perfección, entre cientos que hacían lo mismo, y cuyo fin
último era tener una cruz para cada casa de cada comerciante emergente,
banquero y/o personalidad importante de las pujantes ciudades estado y/o
repúblicas crecientemente ricas como Florencia, Siena, Lucca o Pisa de
esos tiempos del siglo XIV y XV. No fueron estrellas fugaces surgidas de
la nada, por una gracia divina, sino que fueron fruto del desarrollo
impulsado por una sociedad pujante y emergente de comerciantes y
banqueros que en aquellos tiempos requería para sus lujosas casas,
objetos de arte, con fines espirituales y/o decorativos, y de ahí nacen
los pintores, los músicos, escultores que ahora vemos como grandes
genios. Algo parecido pasó en Alemania de aquellos tiempos, de los
comienzos del siglo XVI.
Lo
que quiero decir, es que cuando se escucha un Reincken, un Buxtehude,
un Scheidt, un Vivaldi, un Albinoni, a los Fasch, a Heinichen, a Graupner, a Telemann, a Handel, a Pisendel, a Pepush, etc., etc.,
decimos, ¡Ah…! ¡El genio de Bach tenía que salir de algún lado!, tenía
que venir de esa pléyade de grandes figuras, de ese tiempo que
desarrolló un estilo y que tenía por necesidad histórica que parir a un
Bach o a un Vivaldi, en realidad eran hombres con un gran talento, pero
inmersos en un periodo riquísimo, frutos de toda una tradición, no
fueron bólidos caídos del cielo, ni enviados divinos para comunicarnos
algo, ni producto de una élite, fueron hombres de su tiempo, surgidos de
un periodo histórico determinado, fruto del trabajo, creación,
pensamiento y logros de toda una gama de hombres, del desarrollo de una
cultura y época.
Sin
embargo, no estoy diciendo, que fruto de ese trabajo diario, de esos
encargos, de que la actividad musical en aquellos tiempos era una forma
de vida como cualquier otro oficio, a pesar de todo eso, no estoy
diciendo que sea menos importante, ese es el milagro que de esa
actividad, que a pesar de sus fines, haya producido tal cantidad de
obras llenas de fines distintos que para las que fueron creadas. La
expresión del espíritu de una época, expresión del alma e inteligencia
de esos grandes hombres. Pasa lo mismo que con los pintores y escultores
de aquellos tiempos.
Volviendo
a lo de la interpretación, seguramente Bach interpretó sus obras de
cámara muchas veces con distintos instrumentos solistas. Una evidencia
de todo lo que estoy diciendo es que Bach no veía con malos ojos los
“arreglos”, sus transcripciones de conciertos de Vivaldi, Albinoni,
Marcello y una multitud de otros fulanos lo atestiguan. Las mismas
suites “de Cello” no se está seguro 100% que sean para Cello. El Arte de la Fuga, no tiene indicaciones de instrumentos ni La Ofrenda Musical.
El
mismo Bach, realizaba pastiches de sus obras, práctica habitual de los
músicos de aquellos tiempos. Por ello, es que ahora hay tanta polémica e
incertidumbre sobre muchas de sus obras. En la actualidad consideran
como obras salidas de un dios, obras que por él mismo en aquella época
eran producto de su trabajo, un producto vendible para vivir, un valor
de cambio que se transaba con unos curas mezquinos, para poder alimentar
a 20 hijos, para sobrevivir. Por ello, él tomaba partes de ésta o
aquella obra cuando no tenía tiempo para componer y tenía que cumplir
con algún pedido".
Alejandro Macci Frenandez
Santiago, 18 de Agosoto 2012
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