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Tuesday, July 31, 2012

Perfiles - Victor Manuel Gaete Puelma I


PERFILES  I                          

                                                 
Victor Manuel Gaete Puelma


Nuestro amigo Victor Gaete, un melómano de los valiosos, es el elegido para iniciar esta serie de Perfiles de los colaboradores de este Blog. Presenta una gran trayectoria como oyente dedicado de la Música Selecta desde su infancia y pleno de recuerdos y anécdotas sobre músicos, a muchos de los cuales tuvo la ocasión de conocerlos asistiendo a sus recitales y conciertos.
Actualmente produce un programa de Música Selecta para una radio de su comunidad en la localidad de Las Cruces en la Quinta Región.
En este Blog ya he incluído  más de una participación suya, con temas muy interesantes.
En su oportunidad, me permití enviarle una serie de preguntas para que con su amabilidad y caballerosidad que lo distingue, me contestara con el fin de conocerlo mejor y lograr a la distancia éso que nos falta tanto, que es al menos imitar una tertulia musical.
La idea es que a través de 3 entregas conozcamos sus respuestas  y después a quien interese opinen sobre ellas y contemos nuestras propias experiencias.

Entrando en materia:

1.- En nuestra formación como melómanos, casi siempre existe algún hecho relevante o la participación de alguien influyente que nos marca el inicio del proceso. En tu caso particular podrías citarnos algo de tu experiencia al respecto?

En mi caso, la iniciación en la música fue en la niñez. Tengo como primer recuerdo esa tan simple pero tan hermosa Canción de Cuna de J. Brahms, pero silbada, y debe haber sido como a los 3 años; era nuestro Papá para hacernos dormir en la casa del Cerro Alegre en Valparaíso. Aún existe esa casa en calle San Enrique 555.
Cuando actuó allá la Orquesta de San Carlos de Nápoles, hace unos 2 años atrás, en la Plaza Sotomayor, mientras esperábamos el inicio aproveché de ir y entré a la casa donde vivimos como hasta 1942 ( aún estaba vivo Rachmaninov).
Es lo primero que recuerdo de música;  no se hablaba en ese tiempo del efecto Mozart. Después una hermana de mi abuela paterna, que no pudo ser concertista porque se casó, y su maestro la había condenado – como que tenían que ser célibes -  le oímos muchas veces en el piano el Vals Opus 39 Nº 15 de Brahms, la Romanza en Fa de Anton Rubinstein, el Estudio Opus 10 Nº 3 de Chopin. La Sra. María, como se llamaba mi tía,  tocaba muy bien, pero ya era señora, mamá y costurera, nunca sería pianista. (Martín Krause, el maestro de Arrau, hacía lo mismo en Berlín, pero a la inversa y les decía: “cásese no más mijita", a las alumnas a las que no les veía porvenir en el piano; tal vez eso era más didáctico y respetuoso).
Y después viene el abuelo materno – al paterno no lo conocimos – que me indujo a apreciar la calidad en la interpretación, más que la música misma. El me hacía oír cantantes de ópera y opinar sobre los mismos, como Fleta, Caruso, Schipa, Gigli, etc.;  pero ponía otros que eran menos buenos, a los que llamaba “de pacotilla” y me lo recalcaba, y eso a uno lo iba marcando; esto fue como entre los 6 a los 10 años de edad; incluso me hizo aprender la Donna e Mobile de Rigoletto, además de otra canción llamada “ Del cielo bajó San Juan de la mano de San Pedro”, que me hizo cantar en público en el Convento de la Divina Providencia donde teníamos una tía monjita, que lo retaba por la última canción algo profana, lo que le ponía rojo de tanto reírse; yo tenía ahí unos 7 años.
En el intertanto vivimos en Lota Alto y ahí conocimos la Sinfónica de Chile, a Nicanor Zabaleta, con el cual estuvimos en el escenario (no quería continuar el concierto porque los mineros pedían “cueca", y al final se retiraron al saber que no se tocaría ninguna). Eso deber haber sido en 1947.  También al cantante de tango Hugo del Carril, que estuvo en nuestra casa.
En ésa época, teníamos una Victrola, y discos con el Nocturno Op 9 Nº 2 de Chopin por Alfred Cortot;  más el Preludio de Rachmaninov, del cual no recuerdo el Opus, el más conocido, que mi Padre nos contaba que se refería a una persona que sufre un ataque de catalepsia, y lo entierran vivo. Por supuesto la Introducción y Rondó Caprichoso del maestro Saint Saens. Y por la Radio desde Santiago, mi Madre escuchaba un radioteatro del Amor Yarur, cuya característica era el Vals de Naila, de Leo Delibes.
Y es así como empezó esto, continuando en Santiago desde 1948 y no se detuvo más, y las melodías se me fueron quedando grabadas en la mente,. 


2.- En la evolución natural como oyente,  experimentamos una trayectoria a través de los diferentes épocas que marcan la Música Selecta en general. En tu caso, comenzastes con los Clásicos, los Románticos o con la Música Barroca?. Puedes rememorar si se cumplieron etapas marcadas al respecto?

Mis primeros lazos fueron con el Romanticismo,  mi abuelo era muy aficionado a Verdi, y la tía pianista frustrada todo lo que tocaba era Romántico. Pero desde los 10 años,  en Santiago,  se nos abrió un mundo de la Radio, más amplio que en Lota; se transmitían los conciertos desde el Municipal en vivo; se retransmitían los conciertos de New York, Boston y Filadelfia en esos discos de transcripción enormes y así fue aumentando mi ámbito musical: la 1era de Brahms, la 5ª de Beethoven, y la In Memoriam de Ian Francesco Malipiero, que escribió a pedido de Sergei Kousevitzky en memoria de su esposa; y por ahí aparecía Mozart, su Adagio y Fuga Kv.546  siempre me impactó su profundidad, la Sinfonía de los Juguetes que en ese tiempo era de Haydn, vimos la película Fantasía, y ahí entramos de lleno a todo, de barroco a  contemporáneo, pero en forma desordenada, no por época;   Para 1952,  teníamos en casa la Rapsodia Española de Liszt/Bussoni,  con Egon Petri y Mitropoulos  junto con la Sinfónica de Minneapolis (aún tengo uno de los discos 78 rpm) y el inicio de la Cantata 106 “Actus Tragicus” de J.S.Bach, con esa introducción con dos flautas tan hermosa.


3.- Obviamente que nuestros gustos personales nos guían por derroteros distintos y a veces por deleitarnos demasiado con lo que nos gusta más, perdemos la ocasión de escuchar una gama más amplia de compositores, estilos, etc. Aplicastes alguna vez el criterio de escuchar obras nuevas sólo con el fin de conocerlas y experimentar la novedad?

Aquí yo haría una salvedad. Aparte de la Radio, estaba  El Teatro Ópera, donde en 1949/1950 conocimos a Enrique Iniesta y a su señora Yocasta Corma, a don Eduardo Sinkevic, (creo que se escribía así)  a Dobrila Franulic,  la cellista melenuda,  hermana de Lenka, a Pedro D’Andurain y otros; también estaban los Conciertos al Aire Libre, que realizaba la Sinfónica con Víctor Tevah, en el Forestal detrás del Palacio de Bellas Artes. eso era fantástico.  Es decir escuchábamos todo lo que había, pero principalmente los conciertos desde U.S.A. Hay que recordar que recién terminaba la 2ª Guerra Mundial. Lo que lamento, es no haber escuchado en directo  a Rosita Renard en 1949,  la ídola mozartiana de Erich Kleiber y tantos músicos extranjeros que inundaron por mucho tiempo América.  

(Continuará )

Concepción, 31 de Julio 2012

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